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El estancamiento político está servido. Salvo sorpresa mayúscula, cuando el 20 de enero Joe Biden se convierta en el presidente de Estados Unidos, las dos cámaras del Congreso se regirán por mayorías muy estrechas. Una circunstancia indeseada por el partido demócrata, por las previsibles trabas a sus planes, y por el republicano, que, todavía conmocionado por la derrota de Trump, podría perder el Senado. Estos ajustadísimos resultados dificultarán la aprobación de normas de gran calado hasta 2022, algo poco habitual en la primera mitad de las legislaturas pero positivo para la renta variable. Considérelo un regalo de Navidad adelantado para los inversores estadounidenses y españoles.