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Managua, 2 dic (EFE).- La sanción que EE.UU. impuso a la influyente vicepresidenta y primera dama de Nicaragua, Rosario Murillo, no solo pone un tapón a sus aspiraciones presidenciales, sino que obliga al Gobierno de Daniel Ortega a abrir un canal de comunicación con la comunidad internacional para evitar una escalada mayor, según analistas consultados por Efe.